Se terminará imponiendo el canon o no, ya empieza a ser lo de menos, si lo imponen sera en contra de voces mucho más cualificadas que la nuestra, como la de un comité independiente de especialistas de los fenómenos derivados de Internet y presidido por Manuel Castells. Y no es que estos señores hayan decidido reunirse por su cuenta, han sido convocados por el ministro Montilla para que elaboren un informe para el Ministerio de Industria. Pena que el de Cultura, promotor de este gravamen, no lo haya hecho antes y que su titular Carmen Calvo siga defendiendo a ultranza su implantación.
El resultado de los estudios de este comité coincide con lo que la mayoría pensamos. El canon peca de indiscriminado, y por tanto injusto, y el nuestro en particular es el más alto de Europa, no favorece la libre circulación de la información, retrasa la implantación de una sociedad técnicamente desarrollada y con acceso a la cultura y enriquece a los intermediarios, que para colmo, no realizan una gestión clara de sus ingresos.Este informe, de ámbito nacional, se unirá este verano a otro que ha realizado la Comisión Europea, en el mismo sentido, que se hará publico en esas fechas y que puede derivar, perfectamente, en una normativa, a nivel de toda la Comunidad Europea, que suprima el dichoso canon. Pero no seamos inocentes, si lo hacen será por motivos económicos, por las presiones de la industria electrónica, no en busca de algo justo para el consumidor. Los fabricantes ven mal que sus productos se vean encarecidos por este impuesto y ese es el motivo, por miedo a perdida de ventas, por lo que luchan contra él.
La SGAE, a juzgar por el repentino viaje de Teddy Bautista a Bruselas, ha juzgado la situación de crítica y en un prodigioso esfuerzo, ellos que reparten todo el dinero que reciben y nada suyo poseen, han juntado lo suficiente para enviar a su más carismático representante, con permiso de Ramoncín. Allí el amigo Teddy se dedica a dar ruedas de prensa afirmando que quien se mete con sus sistemas de recaudación es que está en contra de la cultura, y que, en contra de lo que recoge el informe Castells arriba mencionado, sus cuentas son de una transparencia cristalina, un modelo a seguir y dignas de figurar en un museo de cosas bien hechas.
Solo tememos que, si terminamos no pagando canon, en venganza la SGAE y Carmen Calvo dejen de obsequiarnos con sus inapreciables declaraciones. Casi merece la pena pagarlo.