Canon, supercanon o ultracanon

Los plazos se han cumplido, los tiempos
están cercanos y en breve sonará la primera trompeta.
Que la toque el señor Eduardo Bautista en persona, o
delegue la función en cualquiera de sus conmilitones, da lo
mismo, seguro que lo harán bien, es su oficio, o lo era antes
de sustituir los instrumentos musicales por la calculadora.

Anunciábamos,
a finales de agosto pasado, el inicio del plazo de cuatro meses
para que las gestoras de derechos de autor y los fabricantes de
productos tecnológicos se pusiesen de acuerdo sobre la cuantía
concreta del canon que debemos pagar al adquirir cualquier soporte «pirateador», como puede ser el lápiz USB donde
almacenamos y transportamos este mismo documento o el CDROM donde
grabamos las fotos y vídeos que hicimos en Nochevieja. No
hubo acuerdo, las asociaciones de fabricantes del sector proponían
un canon de entre el 2 y el 5 % y las de derechos de
autor pedían algo más, alrededor de 200 veces más
en concreto.

Según lo previsto, al no
conseguir ponerse de acuerdo las dos partes, será el Gobierno
el que decida. Se tomó un plazo de tres meses, de modo
que solo falta uno para que tengamos cantidades finales, sobre
las que hacernos una idea de cuanto tendremos que ahorrar cada vez
que nos queramos dar el capricho de comprar algo capaz de almacenar,
o reproducir (o ambas cosas), algún sonido o imagen, ya que se
nos presupone que, todas las que vamos a meter ahí, son
de propiedad ajena.

La Asociación de Empresas
de Electrónica, Tecnologías de la Información
y Telecomunicaciones de España (AETIC) ha lanzado
la voz de alerta. Entre otras cosas afirma, y nos lo creemos, que en
casos concretos que, si salen adelante las pretensiones de la SGAE,
lo que se deberá abonar de canon puede suponer, en casos
concretos, más de lo que vale el producto. Es lo que
han bautizado como ultracanon.

Ellos proponen un canon, que
remedio por ahora no hay manera de librarse de él, la SGAE
propone un ultracanon, el Gobierno, comisiones de los
ministerios de Industria y Cultura imaginamos, si tenemos suerte, se
quedaran en medio, ni canon ni ultracanon, por lo que puede nacer una
nueva denominación, que muy bien puede ser supercanon,
una cosa intermedia entre lo normal y lo ultra. Conste que lo hemos
inventado nosotros y os cobraremos derechos de autor si osáis
usar esta palabra, aunque sea en la intimidad y en catalán.

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