El Gobierno resolverá sobre el canon dentro de los plazos

Lo que supone que en un par de
semanas
veremos como se nos encarece hasta el respirar si lo
hacemos armoniosamente. Mientras, en los postreros coletazos de la
lucha fabricantes y gestoras de autores, se gastan los últimos
cartuchos propagandísticos. La Asociación de
E
mpresas de Electrónica, Tecnologías de la
Información y Telecomunicaciones y demás
agrupaciones similares, de las que siempre hemos criticado sus altos
precios, y ni los han bajado ni lo piensan hacer, han pasado a asumir
el papel de los buenos, de los defensores de los usuarios. Vivir para
ver.

Claro que todo es relativo según
con que se compara, y si nos dan a elegir entre pagar un precio
abusivo por un buen aparato electrónico o pagar un canon
abusivo por nada, la cosa no tiene color, los fabricantes son
unos santos. La realidad es que, simplemente, temen perdidas de
ventas. El canon lo podrían absorber perfectamente, y
apenas notarían descenso de ganancias, pero les resulta mucho
más rentable la campaña de «encarecemos los productos
porque nos obligan a ello».

Entre tanto han hecho pública
una encuesta que demuestra que casi nadie usa un teléfono
móvil
para almacenar lo que piratea, menos aun se usan las
PDA´s, y cuando se le pregunta a alguien si emplea las
tarjetas de memoria de su cámara fotográfica
para esos menesteres, toma por loco al encuestador. Obviamente este
estudio demuestra, a los ojos de AETIC y compañía,
que el cálculo del canon de estos dispositivos, y otros
muchos, no se puede hacer basándose en que todos van a
ser usados para estafar a la SGAE, sino sobre la base de que
solo una pequeña parte de las unidades vendidas van a
ser usados para tan deleznable fin.

La SGAE ha puesto el grito en el
cielo. Considera que dar a conocer esos datos en este momento, tan
cercano a la resolución final, es desleal, una
abominable traición a ignoramos qué, pero puñalada
trapera en definitiva. Si ellos lo dicen…

Tampoco has desaprovechado la ocasión
para afirmar que los 11 millones de euros al año que se
les ofrecían
eran una cantidad ridícula, pero que es falso que sus
peticiones fuesen de 2.000 millones. Cuando se les pregunta el
montante concreto que pedían en las reuniones fallidas, se
niegan a contestar, serian pues 1.999 millones, imaginamos.

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