Nuestro entrañable Secretario
de Estado para las Telecomunicaciones, el amigo Ros, ha
decidido aprovechar el puente de la Constitución para
viajar a Bruselas y, allí, acometer la ardua labor de
intentar convencer a la comisaria Neelie Kroes de que, en
España, los precios del ADSL están dentro
de los margenes europeos.
Pero, antes de ir, se ha preparado el
terreno y ha hecho publicar
en la página web de la Oficina de Atención al
Usuario de Telecomunicaciones, del Ministerio de Industria,
donde también se menciona
el hecho, las tarifas de precios de conexiones de banda ancha
españolas, datos que le han facilitado amablemente, que
remedio, las propias operadoras.
A esos niveles, cuando se quiere
convencer a alguien de algo dudoso, hay tres maneras de intentarlo:
decirla en el telediario de la televisión pública,
publicarla en un periódico que se preste a ello, o
ambas cosas.
Nuestras felicitaciones a Ros
por esta demostración, palpable, de que es un secretario del
siglo XXI y consciente del poder de la comunicación a
través de Internet y que, a falta de saber si también
va a usar los métodos de alienación clásicos,
ha sabido aplicar, en este caso, las «nuevas» tecnologías
a sus intenciones.
Divina inocencia la de Ros. La
comisaria Kroes es perro viejo en estas lides (es una frase
hecha, no nos consta que Neelie sea perra o vieja) y sabe,
perfectamente, que tanta mentira puede encerrar un discurso
hablado como un texto escrito, y que, siempre, hay que rascar
la superficie para ver la realidad, y más cuando, en
una postura que solo podemos catalogar de descomunal farol
suicida, nuestro propio interlocutor le ha pedido que lo haga.
Ha sido nuestro propio
Secretario de Estado para las Telecomunicaciones y Demás
Hierbas el que le ha pedido que considere la calidad que
encierran esos precios, en particular la velocidad real que
llega al usuario, en relación con lo ofertado.
Estamos perdidos, como la dulce Neelie
verifique eso, le va a aflorar la vena flamenca, por su origen
holandés decimos, le va a dar un “pronto” y, al grito de
¡Leven la Unie van Utrecht en Willem van Oranje-Nassau!,
nos va a insertar la famosa pica de Flandes en salva sea la
parte. Aprovechamos esta mención para saludar tanto a
defensores como detractores de Pérez Reverte, y
desearles salud, paz y amor.
Mientras amola el utensilio
en cuestión, se nos encoge el alma al verlo en las
ilustraciones, Kroes ha encargado a su portavoz que haga
público que no se ha creído nada de nada de
lo que Ros le ha contado.