No habrá regulador único europeo

Viviane Reding se esta viendo
obligada
a dar marcha atrás en sus aspiraciones por la presión
de casi todos los estados miembros de la Unión Europea,
contrarios a que se cree un organismo regulador del mercado de las
telecomunicaciones, común para todos, con derecho de veto de
las decisiones que, a nivel nacional, puedan tomar las respectivas
Administraciones.

La oposición
de España a este proyecto se planteó desde el
germen de la idea, y no tardaron otros países, sobre todo
Alemania, Bélgica, Portugal y la
República Checa, por mencionar los que más se
han destacado, en posicionarse claramente en contra de la propuesta
de Vivi, que no ha tenido más remedio que adoptar una
postura más dialogante y negociar, a la baja, sus planes, a
pesar de los informes
positivos con los que cuenta.

Las discusiones siguen, pero todo
indica que si se crea el famoso regulador europeo, será una
simple banda de fantoches sin voz ni voto, exactamente igual que el
actual European Regulators Group (ERG), que no pasa de ser
eso. Actualmente la propuesta que con más seguidores cuenta es
la de que pase a llamarse BERT, que sea un grupo pequeño
pero robusto y que se dedique a no hacer absolutamente nada, lo que
tampoco supondría ninguna novedad para sus miembros ni cambio
alguno en sus vidas, ya que, bajo el actual nombre, vienen
realizando,
a la perfección, esa labor desde hace años.

A nadie, hasta el momento, se le ha
pasado por la imaginación siquiera que si un organismo no
tiene funciones ni potestades, lo mejor es que desaparezca, que la
cosa no va a mejorar llamándolo de otra manera. Es normal,
estamos seguros que al que propusiera tal barbaridad lo expulsarían
con deshonor y le retirarían el carnet de político para
toda la vida.

Por cierto, la brillante idea
corresponde a España, a la eurodiputada Pilar del
Castillo
en concreto. Solo falta que se organicen cursillos de
siestas intensivas y de pasar horas muertas tumbado debajo de un
chaparro, sin más compañía que una bota de vino
y sin más actividad que espantar moscas y rascarse la
entrepierna, para que la aportación española a este
asunto raye la perfección.

Si se debate el mantener un
departamento que no hace nada y se descarta totalmente su
desaparición, lo normal seria asignarle funciones, pero esta
posibilidad parece que también entra en conflicto con alguna
norma política no escrita, por lo que no osamos ni
mencionarla.

Nuestro Secretario de Estado de
Telecomunicaciones, Francisco Ros, también anda por
Bruselas estos días, e insiste en que la Comisión
Europea
aparque estas chorradas una temporada y se dedique a
crear unas normas claras sobre redes NGN que poder trasladar a
la CMT, que ya no sabe que hacer estando entre
la todopoderosa Telefónica y las presiones del resto de
operadoras.

Esgrimir una normativa europea ahora
mismo, y lavarse las manos, le vendría
muy pero que muy bien tanto a la CMT como al Gobierno.

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