La CMT consigue disgustar a todos a la vez

Las alegaciones que se presentaron
a lo largo del viernes sobre la regulación provisional de la
red de fibra óptica tuvieron grandes puntos en común.
Todas las operadoras importantes presentaron recursos y todas,
sin excepción, están en contra. Un gran logro,
sin duda, para la CMT que, hasta ahora, no había
conseguido nunca tal unanimidad.

Unas medidas cautelares, que se supone
que no van a estar en vigor más allá de unos meses, han
hecho que la CMT logre cabrear
a la totalidad de los ISP del país.

Telefónica continua
intentando que dejen en paz las lineas que ha tendido después
de la privatización, las considera como inversión no
sujeta a regulación y alega que es imposible, en pocos meses,
poner en el mercado mayorista lo que les exigen:
una oferta que permita a la competencia igualar las suyas,
incluyendo Dúos, lo que entraría en lo lógico,
y Tríos, lo que ya entraña unas dificultades
aplastantes.

Las demás compañías,
arrimando el ascua a su sardina, le dan la razón en eso.
Diseñar esa oferta mayorista, sin precedentes en Europa,
supone un esfuerzo económico y de recursos humanos
desproporcionado, y todo para contentar unas directrices que, en
breve, serán sustituidas por las definitivas, que,
perfectamente, pueden hacer inútil esta inversión.

Y aprovechando que se habla de
inversiones
sin garantías de amortización, las operadoras
alternativas continúan alegando que exactamente igual pasa con
que ellos tengan que demostrar su voluntad de inversión
en fibra óptica. El mero hecho de diseñar una red
paralela a la de Telefónica supone un caro estudio de
las canalizaciones y de su capacidad e iniciar una serie de
inversiones en tecnología, sin ninguna garantía de que
vayan a servir para algo.

A simple vista más complicada
vemos la situación de Telefónica, que tiene que
presentar, en menos de cuatro meses, un servicio mayorista del
que sí que hay muchas posibilidades de que jamás se
beneficie de su creación. El demostrar intención
inversora, requisito que se exige a las demás para acceder a
estas ofertas, se nos antoja mucho más barato.

Un punto crucial, que Telefónica
ni ha mencionado y el resto si, es el futuro del actual par de
cobre
, sobre todo en lo que se refiere a centralitas.

Seamos realistas. Lo más
probable es que, se produzca como se produzca el cambio a fibra
óptica, alguna de las actuales operadoras se quede estancada
en el mercado del ADSL, que no va a dejar de tener demanda de
buenas a primeras. El gran peligro a que se enfrentan es que, digan
lo que digan, trabajan en centrales propiedad de Telefónica,
y si el dueño decide cerrarlas, lo más que pueden
conseguir es un retraso
de dos o tres años, pero, al final, eso dejará de ser
una central telefónica para convertirse en un supermercado o
una caja de ahorros.

La supervivencia de las actuales
centrales son fundamentales para la suya propia, y así se lo
han hecho saber, junto a todo lo demás, a la CMT.

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