El monopolio, el cuento de nunca acabar

¿Cuanto tiempo debe Telefónica
no competir en igualdad de condiciones con el resto de operadoras
como consecuencia de su cada vez más lejana situación
de monopolio?

De su par de cobre ha vivido hasta el
gato, merced a la obligación de cederla a precios bajos a la
competencia, que ha usado esas lineas mientras anunciaban enormes
despliegues de lineas propias, que ahora no asoman por ninguna parte.
Se sabia que, tarde o temprano, el ADSL iba a quedar obsoleto
y que se empezaría a comercializar otras tecnologías,
de 30 megas para arriba.

El momento ha llegado, y la CMT
decidió,
en primera instancia, que Telefónica tendría que
ceder también las lineas tendidas ya como empresa privada.
Obviamente la operadora contestó que, si eso iba a ser así,
no se iba a dar ninguna prisa en modernizar nada y sus inversiones
iban a caer en picado. Efectivamente, a Telefónica se
le puede exigir que mantenga las lineas tradicionales, las que heredó
del monopolio, pero nadie puede exigirle que invierta en nuevas.

El mensaje
llegó alto y claro a la CMT que, con división
de opiniones, decidió dar marcha atrás
y solo mantener la obligación de ceder canalizaciones, para
que el que quiera tienda su propia red.

En este momento es cuando tendrían
que salir a la luz los kilómetros y kilómetros de fibra
óptica que las operadoras alternativas nos han asegurado que
tienen y el anuncio del propósito de acelerar el fin del plan
de despliegue, gracias a poder usar los canales subterráneos
de Telefónica.

Sin embargo nos encontramos con otro
tipo de mensaje.
Según Astel, es decir, Jazztel, Orange y
Tele2 fundamentalmente, nadie estará preparado para
poner fibra óptica hasta dentro de dos años, y
que, para entonces, no merecerá la pena, ya que se habrá
producido una remonopolización del mercado.

Una cosa es cierta, el abrir a todos
las canalizaciones de Telefónica se ha producido ahora,
o se va a producir, para ser concretos. No les falta razón a
los que, sobre esa base, piden una moratoria, más tiempo de
regulación mientras montan su propia red. Pero si el punto de
inflexión no se produce ahora, pasará exactamente lo
mismo la próxima vez, nadie estará preparado, salvo
Telefónica.

El cuento de nunca acabar, alguna vez
habrá que cortar por lo sano. ¿Será ahora buen
momento?

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