La crisis retrasará la implantación de las redes de fibra en España

El despliegue de redes de fibra óptica a los hogares que facilitará a los usuarios un acceso a Internet de más de 100 megas y TV de alta definición no se encuentra entre las prioridades del sector de telecomunicaciones español.

Esta es la conclusión que se extrae tras analizar la situación de crisis económica en la que se encuentra España y es que, para plantear un despliegue de infraestructuras tal, hay que analizar primero tres factores importantes –que no se dan actualmente en el país-: la situación financiera general, la posición económica empresarial y la demanda o existencia de servicios.

Telefónica es la compañía mejor parada de toda esta situación, por lo que debería ser la que asumiera el grueso de la inversión a la hora de establecer las redes de fibra óptica. Sin embargo, la situación no es boyante y lo demuestra su anuncio de recortar 1.000 millones en sus inversiones internacionales para 2009.

De esta forma, no es difícil adivinar que la inversión y, por tanto, el despliegue serán graduales, sobre todo, porque el precio de los equipos necesarios es demasiado caro como para asumir el coste total que supondría una implantación extensiva a todos los hogares.

Y si esta es la situación del grande de las telecomunicaciones, la de su competencia es, evidentemente, de desventaja: Orange está centrada más en rentabilizar sus inversiones previas en red ADSL (junto con Ya.com). Por su parte, Jazztel aún tiene que hacer frente a una deuda por pagar en 2010 y Vodafone estaría dispuesta, pero no quiere hacer frente a la inversión en solitario.

La posibilidad que se plantea es la de compartir las nuevas redes, sobre lo cual no hay un planteamiento sólido y no hay acuerdos al respecto. Algunas compañías como Orange, plantean el presente año para realizar pruebas técnicas preliminares, pero no tienen previsto llegar más allá.

Lo primero de todo es sanear la economía interna de las operadoras con numerosas medidas «anticrisis» entre las que se encuentran las rebajas puntuales de las tarifas. Con ello, se pretende retener a los clientes que pagan y reducir la morosidad.

Sin embargo, dejando a un lado los altos costes de la implantación de la fibra, se plantea la necesidad real de velocidades tan altas. Las compañías opinan que al ADSL aún le queda mucha vida, ya que las necesidades de los usuarios se ven más que satisfechas con la oferta actual. La demanda de fibra se reforzaría con la oferta de otros servicios adicionales, pero actualmente sólo es viable la TV de alta definición.

Después de todas estas reflexiones, la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones afirma que se espera una demanda muy limitada de fibra en los próximos años, por lo que aún pueden faltar cinco años para el despliegue inicial y otros cinco, como mínimo, para el desarrollo total del proceso.

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