La plataforma Todoscontraelcanon
ha entregado
en el Congreso de los Diputados los tres millones de
firmas con la que cuenta hasta el momento, esperamos que el número
siga aumentando, con la intención de reabrir el debate sobre el
dichoso canon digital, ese que nos criminaliza al comprar una tarjeta
de memoria para la cámara fotográfica, por ejemplo.
Las conclusiones de esta plataforma,
tras estudios y sondeos, es que el 97% de los creadores “pagan
más canon en su actividad diaria de lo que reciben a cambio como
compensación por las copias privadas a través del canon digital”,
lo que debe hacerles una gracia loca.
Tal y como está estructurado ahora el
sistema del canon digital es «algo absurdo porque no
beneficia a quien quiere compensar» y «sólo
beneficia a los intermediarios, a las entidades de gestión de
derechos de autor» a quienes va destinado «un impuesto»
que pagan todos los usuarios al adquirir tecnologías y soportes
informáticos y que va destinado «a una entidad privada a la
que no se le pueden pedir cuentas«.
Entre tanto, la ministra González-Sinde
se ha dignado, por fin, a reunirse
con alguien que no sea industria ni operadora, y ha recibido a una
representación del Consejo de Consumidores y Usuarios (CCU).
Empezamos a creernos que, en breve, hará el paripé de recibir a una
representación de los internautas, eso sí, los últimos, que
son los que menos pintan en la Red.
Pero no todo han sido reuniones
tranquilas, la ministra está de los nervios, a raíz de enterarse
que hay libros digitalizados.
Eso ya es superior a sus fuerzas, y, a la primera oportunidad, no ha
dudado en advertirnos
del terrible problema que ello supone. La buena señora encuentra
“asustante” que los libros circulen libremente.
Si es que estos malvados piratas no
respetan nada y difunden algo que no se puede poner al alcance de
cualquiera, como es un libro. A saber que malvado uso harán de él.