Ono tenía la licencia del cable en la mayor parte de España, pero cuatro comunidades autónomas se mantienen independientes. Las empresas que dan el servicio de cable aquí son R (Galicia), Telecable (Extremadura y Asturias) y Euskaltel (País Vasco).
Aunque Vodafone ha descartado hacer más adquisiciones, los expertos consideran probable que Orange quiera comprar alguna de las cableras restantes. Las tres han desatado desde principios de año una campaña agresiva para captar clientes, con Euskaltel por ejemplo captando 100.000 clientes de móvil en el último. Y no es coincidencia. Quieren tener los mejores números de cara a una posible venta. Incluso cabe la posibilidad de que estas empresas busquen una fusión para ser más fuertes en las negociaciones de venta.
En los tres casos, los fondos de inversión extranjeros forman un papel clave en el accionariado. Así, casi la mitad de Euskaltel está en manos del americano Trilantic y el italiano Investindustrial, que operan de forma conjunta a través del holding International Cable. El también estadounidense Carlyle Group tiene el 85% de las acciones de Telecable, mientras que el británico CVC Capital Partners tiene el 30% de R.
Los fondos saben que en el clima actual de adquisiciones les será más fácil obtener un retorno satisfactorio. Y, en caso de hacer una fusión a tres bandas, la sociedad resultante tendría un 16% del mercado de banda ancha fija en España. Esto ayudaría mucho a Orange, que se ha marcado como objetivo ser el segundo mayor operador del mercado español en 2015. Y el elevado precio de Jazztel en bolsa hace difícil esa adquisición.
Otro aspecto positivo es que Orange no ha desplegado su fibra en las zonas cubiertas por las cableras regionales, de modo que se evitarían duplicidades y gastos innecesarios. Las cableras dominan sus respectivos mercados: Euskaltel alcanza casi la mitad del mercado de banda ancha en el País Vasco, y un tercio del negocio móvil; Telecable tiene una cuota del 50% en el mercado de banda ancha fija en Asturias.