Tres mazazos con mucho ritmo

Hoy me he encontrado un extraordinario artículo
en Libertad Digital.
Seguro que todos conoceréis las tres últimas noticias sobre el P2P
en el mundo. Pero este artículo me ha gustado en especial y me ha dejado
un buen sabor de boca. Sólo quiero copiarlo y pegarlo aquí, y dejarlo
como regalo de Navidad. Espero que os guste y os haga reflexionar.

Tres mazazos con mucho ritmo
Guillermo Rodríguez
 
El año no podría haber terminado peor para las discográficas.
Todo sucedió en 72 horas, tres días que representaron tres
mazazos para su más que cuestionable y cuestionada estrategia encaminada
a erradicar la piratería en Internet

El primer golpe llegó desde Canadá: la Copyright Board of
Canada estimó
que bajar canciones de Internet para uso personal es legal, no así
contribuir a su distribución.

El segundo, más importante, lo asestó el Tribunal Supremo
de Holanda: Kazaa, el programa utilizado para descargar canciones, películas
y software por Internet, es
tan legal
como iTunes.
El tribunal no entró a discutir si intercambiar ficheros es lícito
o no, sino en la funcionalidad de la plataforma. El argumento que sostiene
su sentencia es impecable: una persona que ha sufrido un accidente de coche
no puede reclamar una indemnización al fabricante del vehículo
por haberle dejado circular a 200 kilómetros por hora. Es decir,
las plataformas P2P no son responsables del mal o buen uso que los usuarios
hagan de ellas.

El tercer mazazo es sin duda el que mayores consecuencias traerá:
un tribunal de apelaciones estadounidense sentenció
que las formas empleadas por las discográficas para localizar a los
usuarios que comparten archivos de audio y vídeo a través
de las redes P2P son ilegales. La presión ejercida sobre el proveedor
de acceso Verizon para que proporcionara la identidad de un usuario, cuyo
‘delito’ era el de haber intercambiado ficheros en la Red, sobrepasó
los márgenes de la legalidad.

La sentencia no implica que aquellos ‘piratas’ que hayan sido identificados
queden impunes de la violación de los derechos de autor de la que
se les acusa. Ni siquiera aquellos que han alcanzado un acuerdo económico
con los demandantes para que las cosas no fueran a peor podrán recuperar
su dinero. Eso sí, cualquier proveedor de acceso a Internet podrá
negarse en redondo, con la ley en la mano, si cualquier discográfica
o sus representantes solicitan la identidad de unos de sus clientes.

La
Asociación de la Industria Fonográfica de Estados Unidos

(RIAA) concluye el año de la misma forma que empezó éste,
el pasado y el anterior: haciendo el ridículo. Desde que comenzó
su particular batalla contra las redes de intercambio de ficheros musicales
han sido más los reveses que las buenas noticias recibidas, limitadas
al cierre
de Napster
y Audiogalaxy.
Poco más, porque el problema de fondo persiste de forma más
agudizada que hace años: los internautas continúan bajando
canciones, vídeos, películas y software a mansalva.
Y seguirán así por muchos años.

Iniciativas como iTunes,
que ya ha vendido
25 millones de canciones
a través de Internet, demuestran que
la piratería puede convivir con los programas legales sin demasiados
esfuerzos. Y es que existen ejemplos
en el mundo real más o menos similares: los fabricantes de agua mineral
son conscientes de que su principal competidor, al menos en Madrid, es el
Canal de Isabel II. Los madrileños no tienen la necesidad de adquirir
botellas de agua porque les basta abrir el grifo para conseguir el mismo
producto. Y aún así existe una demanda de ‘agua de pago’.
Lo gratis, o casi gratis, puede convivir con los productos que requieren
de un desembolso económico.

Lo que sí se ha demostrado inútil es la estrategia emprendida
por la RIAA, basada en poner denuncias a diestro y siniestro y a meter el
miedo en el cuerpo a los internautas de todo el mundo. Ya ha sufrido bastantes
fracasos en los últimos años como para percatarse de que ha
tomado el camino erróneo. 

Fuente: http://www.libertaddigital.com/opiniones/opi_desa_16656.html 
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