Ya.com sujeta a una nueva estrategia de mercado

Deutsche Telekom esta perdiendo
cuota de mercado en su propia casa, en Alemania, y esto ha
disparado todas las alarmas en el seno del gigante europeo de
telecomunicaciones. La presidencia de la compañía,
renovada en noviembre pasado, comienza a mover ficha para
reconducir la empresa y , entre otras cosas, empieza a poner en venta
los negocios internacionales de su propiedad, que no están
relacionados, directamente, con su principal objetivo social, las
comunicaciones, y de los que no espera beneficios a corto plazo. La
consigna es clara: Hay que recuperar mercado en Alemania.

Pero ¿ nos puede afectar esto?
Podría hacerlo a través de Ya.com, filial de
Deutsche Telekom, que hasta ahora ha seguido una política de
inversiones y, por tanto, no espera rentabilidad
a corto plazo. En este sentido la operadora española podría
verse incluida en la lista de empresas a vender por parte
de su casa matriz alemana. No obstante, si se analiza la situación
más a fondo, se llega a la deducción que esta
posibilidad, si bien real, es bastante remota.

En primer lugar Ya.com se dedica
plenamente al sector que se desea conservar, ADSL y telefonía,
y en segundo lugar hay que tener en cuenta que el principal
competidor, y en gran parte culpable de la situación a la baja
de Deutsche Telekom, es Telefónica, que cuenta con
bastante aceptación en Europa, Alemania incluida,
imaginamos que por ofrecer unos servicios de mejor calidad de
lo que hace por estos lares, aunque, en su descargo, puede alegar que
en esos países trabaja sobre mejores lineas físicamente
hablando y, ademas, no encuentra tantas trabas de comisiones
de mercados de telecomunicaciones a la hora de
competir.

Viéndolo así, lo más
probable es que Ya.com siga contando con todos los apoyos de
sus propietarios, a los que les conviene seguir potenciándola,
para que llegue a ser una seria competencia para Telefónica
aquí, en España. Y si, de pronto, se anunciara
una nueva y sorprendente adquisición de Ya.com, para nosotros,
particularmente, no sería tanta sorpresa.