La CMT, el ministerio de Industria y un mundo feliz

La Comisión del Mercado de
Telecomunicaciones
«está estudiando abrir las puertas
para que la nueva regulación de redes deje espacio a la
cooperación entre compañías en el
despliegue de fibra».

Son palabras de Reinaldo Rodríguez,
presidente del organismo en cuestión, así que debemos
presuponer que sabe de que esta hablando.

Claro que estas declaraciones las hizo,
en Nueva Economía Fórum, que se celebró
ayer en Barcelona, después de que Joan Clos,
ministro de Industria, pidiera, en su intervención, que «el
presidente de la CMT consiguiera el acuerdo de los
operadores para el desarrollo de la banda ancha«, y el amigo
Reinaldo pudo pensar, en ese momento, que la mejor manera de
contestar a la retórica vacua, es la demagogia, y se despachó
a gusto.

Clos aprovechó la ocasión
para poner de manifiesto sus conocimientos sobre el tema, afirmando
que España debe «avanzar en la expansión de la
banda ancha de segunda generación, que está entre cinco
y 100 megas de velocidad, no como el actual ADSL,
que se encuentra entre uno y cinco megas». “Eso quiere decir
fibra óptica”, concluyó triunfal, consciente
de que, efectivamente, 100 megas tienen que ir por fibra óptica,
que sino no hay manera y nadie se lo va a discutir, aunque,
rebuscando, se podría.

A esto el presidente de la CMT
alegó que el mundo puede estar tranquilo, que están
ellos para velar para que el ciudadano se beneficie de la competencia
entre empresas y que la regulación que resuelvan
siempre irá orientada en ese sentido.

La palabra demagogia viene del griego
δημαγωγία, lo que explica, con claridad meridiana,
el sentido del cruce de declaraciones entre presidente y ministro.

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