La LISI es aprobada, canon incluido

Se supone que nada tendríamos
que añadir, hoy, a lo que ya expresamos ayer
sobre este tema, cuando advertíamos que la Orden
Ministerial
que instaura las nuevas tarifas del canon era
inamovible, pero nos equivocábamos, siempre es posible una
última vuelta de tuerca cuando, por medio, anda nuestra
impagable clase política.

La LISI ha sido aprobada en el
Congreso de Diputados, la enmienda
que instaba a la desaparición del canon antes de un año
ha caído en el olvido, ya ha cumplido su objetivo
propagandístico y la libertad de expresión en la
Red, en el apartado de quien puede censurar una página
web, sigue siendo tan difusa
como en los borradores,
por más garantías, de palabra, nos den de que solo los
jueces decidirán en esos supuestos.

Pero todo esto es repetirnos, y más
de una vez, abordemos la gran novedad del día y hagamoslo de
frente, cogiendo el toro por los cuernos, y enfrentándonos a
la realidad sin circunloquios y sin acudir a botica en busca de
árnica ni vaselina.

«El canon es un producto que
hace que el trabajo de creación de mucha gente sea más
fácilmente copiado y reproducido por la aparición de
los instrumentos electrónicos. Y por ello es de justicia
compensar al autor cuya obra se verá reproducida con mucha más
velocidad». (López Garrido, portavoz parlamentario
socialista).

Bien, esclarecedor.
En tan revelador mensaje
tenemos, para abrir boca, que el canon es un producto (pero no
fruto de multiplicar el numero de ciudadanos que lo pagaran por el
número de aparatos digitales que adquieran), no es un
gravamen, ni un impuesto, ni siquiera una tasa, el canon es una
manufactura que hace cosas.

Continuemos
sumergiéndonos e impregnándonos del elevado pensamiento
del señor López. Este aparato, llamado canon, ¡que
equivocados estábamos cuando creímos que era un simple
“sacadineros”!, sirve para copiar y reproducir y ademas de
manera fácil y sencilla, ya que la aparición de
instrumentos electrónicos ha hecho posible que funcione él
solo: lo enchufas y cobra vida propia y se pone a absorber los
trabajos de creación de todo el que entre en su radio de
influencia. Eso es un producto y lo demás es tontería.

Este sublime viaje
iniciático se acerca a su final. Habiendo asimilado la primera
frase, analicemos, reverencialmente, la segunda.

Hay que compensar
al autor, ya que su obra se verá reproducida a mucha más
velocidad. Será a más velocidad de lo normal, se
sobreentiende, y, tras un momento de meditación, vemos la luz.
No ya compensar, lo que hay que hacer es indemnizar a un pobre
autor cuya obra se reproduce a más velocidad de la
cuenta.

Ignoramos como se
puede hacer en un CD o DVD, pero recordamos los
resultados de pasar un vinilo de 33 revoluciones a 45 y viceversa.
Los aberrantes sonidos obtenidos hacen al autor, verdaderamente,
merecedor de toda posible compensación, por desgraciarle su
obra de esa manera tan cruel y vemos, pero que muy bien, que se le
ponga una multa de “aquí te espero” a quien lo haga. En
cuanto a mensajes satánicos, nunca los hemos encontrado,
aunque, no por eso, dudemos de su existencia.

Ya nos va gustando
menos ese producto llamado canon. Que copie y reproduzca vale,
pero, por favor, que reproduzca a velocidad normal. Ademas, si es
capaz de hacer esas cosas, ¿el canon pagará canon?

Prometemos hacer un
seguimiento especial a López Garrido, del que
ignorábamos su elevada capacidad para decir incoherencias, y
al que agradecemos profundamente que, en un día en que solo
quedaba cabrearse, haya puesto algo más que una sonrisa
en nuestra boca.

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