Promusicae lo intenta, por si cuela

Aprovechando que hay dos ejemplos
cercanos, Francia
y Reino
Unido
, y olvidando cuidadosamente las recomendaciones de la Unión
Europea
y la postura de Noruega,
Promusicae ha decidido exigir al Gobierno que
adopte el modelo punitivo de dejar sin acceso a Internet a
quien ellos decidan que se descarga ilegalmente archivos, cosa
que para cualquier juez de carrera y oposición es bastante
difícil de dictaminar, pero que para ellos, que son más
listos, parece, sería muy fácil de determinar.

Solo hay que olvidarse del necesario
ánimo de lucro que marca la ley para que la actividad
sea constitutiva de delito y pasarse por el arco de sus caprichos el
derecho a copia privada que existe en España y
listo, ya no hace falta ningún juez, que no hacen más
que incordiar con su eterna manía de respetar las libertades
de los ciudadanos y, hasta ahora, no han condenado a nadie por usar
un P2P para uso privado.

Según Promusicae esto es
debido a que, junto con Holanda, España es líder
en Europa del movimiento de la “cultura libre”.
¡Quien nos ha visto y quien nos verá! De todas maneras
nos gustaría saber en que se han basado para hacer tan
peregrina afirmación, que ya desearíamos que fuese
verdad. Hasta ahora de lo único que podemos presumir es de que
Estados Unidos nos considere un peligro.

Después de que Bruselas
los enviara de vuelta
con viento fresco tras sus pretensiones de acceder
a datos confidenciales de usuarios de ADSL, Promusicae
ha decidido dar la vara a nivel solo nacional.

Palabras textuales:
Cortar las libertades siempre es molesto, pero hay que proteger
la cultura
”, con lo que el señor Antonio Guisasola,
presidente de Productores de Música de España,
se define totalmente. Primero están sus intereses y luego, en
segundo termino, las libertades de la gente. Considerará que
eso de las libertades es un regalo que se le hace a la plebe por
parte de la clase dirigente (por la gracia de algún dios) y no
un derecho innato e inalienable.

Cuanto menos ha sido una frase
desafortunada. Podrá alegar que la hemos sacado de contexto y
que no quería decir eso. Cierto, la hemos sacado de
contexto
porque, después de leerla, hemos sufrido tal
ataque de nauseas que se nos han quitado las ganas de leer el resto.

Suponemos, pues, que la dichosa frase,
mezclada con las demás perlas que habrá soltado durante
tan brillante discurso, no significará, ni mucho menos, que
desprecia, en nombre de la cultura, los derechos de la gente y
ni que sea partidario de soluciones del tipo birmano o norcoreano,
donde una junta militar puede reducir, e incluso anular, todo
derecho del individuo en busca de un objetivo muy por encima de él,
fin que, habitualmente, va íntimamente ligado a sus traseros:
salvar el culo y asegurarse, de paso, de que el susodicho pandero va
a seguir cómodamente asentado en el sillón del poder.

Y puesto que no dudamos ni por un
momento que la cosa no ha pasado de un lapsus linguae, solo
recomendarle a este señor más cuidado en sus
expresiones. Se puede decir los mismo y que no suene tan mal. Ahí
tenemos, sino, el ejemplo de muchos políticos, que durante
media vida contribuyeron alegremente a mantener una dictadura en
España, y luego han sido capaces de hacer discursos tan
demócratas como cualquiera, aunque fueran diciendo lo mismo de
antes: “os vamos a jorobar, pero es por vuestro propio bien”.

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