Internet sería menos Internet si no existieran las redes de pares (P2P) o, como mínimo, sería diferente. Hasta ahí nadie pone esa afirmación en duda. El problema comenzó hace unos años cuando el mundo se dividió entre aquellos que criticaban duramente al P2P (el amante de las descargas «ilegales» de contenido) y los que, sencillamente, lo usaban.
Por supuesto, estos últimos estaban la mar de contentos; contenido gratis, rápido (o no tanto, pero gratis) y a la carta. ¿A qué viene esta introducción?
Pues básicamente sirve para hacer una pequeña reflexión sobre la importancia del P2P en Internet y de cómo ha cambiado el mundo de los contenidos. No es que simplemente un intercambio de canciones o que una serie que se baje de Internet pueda tener más éxito que emitida en televisión, sino que nos referimos a un hecho tan claro como que hablar del ‘peer to peer’ es hablar del principal uso de Internet junto con las redes sociales en nuestro país. Además, parece que no se trata tanto de pagar o no (que también) como de acceder a un servicio de contenidos que no se ofrece de otro modo. El éxito de Spotify o Hulu constatan esto. Dicho de otro modo, ha permitido enseñar el futuro a la industria o a quien quiera verlo.
En definitiva, que el P2P, como Internet, ha
crecido superando los problemas que ha encontrado a su paso; ya sea de
un modo u otro.
Además, ambos lo han hecho dados de la mano y cada vez queda más clara la
importancia de compartir
los datos dentro de la red de redes; no sólo para la distribución de
software libre o descargarse una película, sino para servicios tan
populares como
Facebook.
Y poco más puede añadirse de Internet como medio, que ha revolucionado
las comunicaciones (y alguna cosas más), provocando que, donde no se
considera todavía servicio universal, llegue a todas las capas de
población posibles.
Por otro lado, como no puede ser todo positivo, siempre quedarán algunos
que intenten limitarlo.
Y ahora: ¿Cómo sería el mundo sin el P2P?