En el momento de mayor voracidad que ha experimentado el mercado de las telecomunicaciones debido a la crisis, Telefónica se ha planteado innovar sus redes para estar a la vanguardia del sector con mejoras en la red de fibra óptica y 4G.
Pero Telefónica no buscará sólo la alta velocidad y la ampliación de cobertura, también gozará de redes más pequeñas, más modernas y más baratas, que conseguirán reducir los equipos técnicos así como los aparatos en el hogar.
El objetivo fundamental es, por tanto, reducir las 6.600 centrales con tecnología de cobre a 2.300 en un periodo máximo de 6 años, comenzando por las centrales que no ofrezcan cobertura a otras compañías y en 5 años, atendiendo a la actual legislación , a las que si lo hacen.
Pero en lo que se ha querido llamar desde la propia compañía “el apagón del cobre” también se pretende apagar las redes ya arcaicas con las que se relacionan tecnologías como el RDSI, ATM y X25.
Simultáneamente, Telefónica disminuirá el número de distribuidores de forma que sólo se quedará con los que más implicados estén con la teleco en términos nacionales y territoriales.
Además, la compañía solo quiere tener un suministrador por site de modo que se reduzcan los componentes por hogar. Concretamente habrá un solo equipo por hogar aunque en el mismo se hayan contratado dos o tres productos. Y para hacer posible esto se seguirá un plan de gestión denominado “Time to market” que se trata de la instauración de nuevos productos según vayan viendo la luz en el mercado.
Uno de los procedimientos a seguir para llevar a cabo el proyecto será la consolidación de los suministradores de red, con la consiguiente territorialización de las empresas así como la idea de acercar posturas entre la propia Telefónica y los competidores para compartir infraestructuras.
Todo esto ahorrará costes a la larga ya que también se normalizará el uso de la automatización de las primeras atenciones y la autoinstalación con equipos más sencillos.