Según informa 5G Americas, en el próximo lustro -y pese a que no se convertirá en la tecnología dominante-, la conectividad 4G por LTE (Long Term Evolution) aumentará en número de suscripciones desde los 0,3 millones a final de este año, lo que representará una penetración del 5,1% sobre el total de la población, y un 3,8% del total de conexiones móviles del país.
Frente a este, la tecnología 3G cuenta con un 49,5%, y la 2G con un 46,7%, según datos todos ellos procedentes de GlobalData.
La previsión es que para el 2022 las suscripciones a los servicios LTE se multipliquen por siete, con un total de 2,5 millones de líneas y un 28,5% del mercado y un nivel de penetración en el total de la población de un 39,7%.
Para el mismo año 2022, la combinación de suscripciones móviles de tecnología 3G y 4G sumarán un 81% de todas las conexiones celulares, con 7,1 millones de líneas, subiendo desde el 53% y 4,4 millones de líneas que presentarán al acabar este año.
Este ritmo, meritorio aunque con un cierto desfase respecto a otros países del cono sur, es debido a que la primera red comercial LTE en entrar en servicio en el país lo hizo en fecha tan tardía como diciembre de 2016.
Según apuntan desde 5G Americas, el crecimiento de la banda ancha móvil en El Salvador requiere que exista una planeación efectiva de la política de espectro que permita adjudicar mayor capacidad para los operadores móviles. Actualmente el país cuenta con 208,4 MHz de espectro adjudicado para servicios móviles, el nivel más bajo en el Índice 5G Americas de Espectro Radioeléctrico.
En promedio en la región se tienen adjudicados 361,47 GHz a octubre de 2017, por lo que la situación de espectro para servicios móviles en El Salvador requiere de acciones que le permitan acercarse o superar esa cantidad, poniendo a disposición del mercado bandas de espectro radioeléctrico que puedan ser explotadas sin interferencias y a través de procesos abiertos, transparentes y competitivos para la asignación de un recurso escaso como es el espectro.
