Probamos el reconocimiento facial en cajeros de CaixaBank

Pedir dinero y que te lo den. Sin más. Del tuyo, claro, no es que te vayan a dar lo que no tienes (estamos hablando de un banco, recordemos), pero sin tener que introducir PIN ni ningún otro código. “Por la cara”, literalmente. Y eso es lo que ha conseguido CaixaBank.

Esta entidad bancaria española, que ya ha sido distinguida varias veces por sus avances en materia tecnológica, es pionera en todo el mundo -por lo menos, que ellos tengan comprobado, y así me lo han asegurado- en la introducción de la tecnología de reconocimiento facial en los cajeros automáticos para la identificación del cliente en la operativa de retirada de dinero.

El concepto es simple: uno va a un cajero, introduce un activador como la tarjeta de crédito, indica que quiere retirar efectivo y, en el momento de identificarse, el aparato le dice a través de la pantalla informativa que mire a cámara, en vez de solicitarle un PIN. Si la verificación es correcta, le entrega el dinero y fin de la historia.

Esta escena, que parece tan simple a la par que futurista, comporta dos grandes ventajas frente al tradicional del número identificador (PIN): la primera, que no hay que recordarlo (algo con lo que algunas personas mayores deben lidiar), mientras que la segunda es que nadie en la cola que hay detrás de ti va a tener la oportunidad de espiar el código que introduces.

Despliegue paulatino

Por el momento, la identificación mediante reconocimiento facial se encuentra disponible solamente en las ciudades de Barcelona y Valencia, en la primera en seis oficinas del tipo store, con dos más del mismo tipo en la segunda.

En todas ellas, un total de 23 cajeros ofrecen esta posibilidad, todos ellos ubicados en el interior de las respectivas oficinas, mientras que los de exterior no se incluyen en este despliegue temprano.

Interior de una de las primeras ‘store’ en Barcelona en las que se ha introducido esta tecnología de reconocimiento facial

El motivo de esto es simple: por motivos de seguridad, para evitar que alguien pueda obligarnos a mostrarnos ante la cámara para retirar dinero.

Los planes de futuro de CaixaBank pasan por desplegar el nuevo servicio a 60 stores, incluyendo toda Cataluña (con ciudades como Gerona o Manresa), Madrid, Galicia y País Vasco, con un marco indefinido pero limitado a principios del año que viene, lo que nos dejaría una ventana que llega hasta enero o febrero de 2020.

Seguridad del sistema

Es fácil asustarse con sólo leer “reconocimiento facial”, y más aún si dicho término va acompañado de una referencia a una gran empresa, como puede ser una operadora de comunicaciones o un banco.

Ante posibles miedos de que nuestros datos biométricos puedan acabar, compartidos o cedidos, en manos de terceras partes, el acuerdo que firma el cliente de CaixaBank también compromete a la entidad mediante una cesión en exclusiva, lo que debería impedir que estos llegaran a manos de otras organizaciones.

Este documento de cesión también incluye la posibilidad de anulación si el cliente se lo piensa mejor y, en dicho caso, CaixaBank está obligado a destruir dichos datos.

Mientras los guarda, estos estarán protegidos por CaixaBank Protect, la cual debemos entender como la red segura de esta entidad bancaria y que proporciona servicios de seguridad tanto a la propia organización como a los clientes.

Además de que la operativa con reconocimiento facial solamente se encuentra disponible en cajeros del interior de las oficinas, como he comentado antes, y que se encuentran disponibles durante el horario de apertura al público de estas, para poder retirar dinero (la única operación disponible ahora mismo es la retirada en efectivo a débito) el usuario deberá superar lo que se llama una “prueba de vida”.

Esta ha sido concebida para evitar que el sistema de reconocimiento facial pueda ser engañado con una simple fotografía, y consiste en mover la cabeza en una de cuatro posibles direcciones (arriba, abajo, derecha o izquierda) seleccionada aleatoriamente. Las instrucciones correspondientes saldrán en pantalla cuando estemos operando con el cajero.

¿Qué pasa si fallamos la prueba de vida? Cómo en el caso del PIN, tenemos tres intentos como máximo y, si ni con estos llegamos, se acaba bloqueando el usuario durante un marco temporal de ocho horas, aunque un gestor de la oficina puede desbloquearlo de forma rápida a nuestra petición (recordemos que la operativa sólo puede hacerse en horas en las que la oficina se encuentra abierta).

Si llegamos a bloquear el usuario de reconocimiento facial podremos seguir sacando dinero con nuestro PIN. De hecho, desde la pantalla del reconocimiento facial podemos saltar directamente a introducir el PIN si nos es más cómodo.

El sistema es tolerante al uso de gafas (es decir, podemos hacernos el registro sin llevarlas puestas, y luego ir a sacar dinero con ellas puestas), siempre y cuando no sean tintadas (de sol) o no provoquen muchos reflejos.

Finalmente, sólo podremos sacar dinero de las cuentas que tengamos a nuestro nombre como único titular, siendo imposible utilizar el reconocimiento facial para retirar de una cuenta compartida.

Registro

Una vez firmado el consentimiento para la cesión y uso de nuestros datos biométricos, un gestor de la oficina pasará a hacernos el registro de nuestros datos biométricos.

Siguiendo el proceso de registro de los datos biométricos

Este consiste en escanear unos 16.000 puntos de nuestro rostro, una cantidad a grandes rasgos equivalente a la que proporciona un smartphone normal y corriente, aunque los principales flagship ya rondan cifras entre los 20.000 y los 30.000 puntos. El reconocimiento en los cajeros se realiza a través de cámaras Fujitsu que trabajan en 2D.

El registro biométrico se realiza desde el mismo ordenador del gestor, utilizando para ello su webcam, y en la parte final incluye un pequeño tutorial que nos familiariza con la operativa.

Prueba sobre el terreno

Una vez el gestor de una de las primeras oficinas equipadas con este sistema me hubo hecho el registro de los datos biométricos de mi rostro, pasé a probar el sistema en uno de los cajeros. Un resumen muy rápido es que funciona a la perfección.

Sólo una vez me pidió repetir la prueba de vida, pero debo admitir que aquí fue por culpa mía, puesto que estaba más pendiente de hacer una buena fotografía para ilustrar el artículo, que de mover la cabeza en la dirección que me indicaba.

Interfaz del cajero a la hora de reconocer el rostro del cliente

Soy poseedor de dos cuentas, una de ellas compartida y la otra de la que soy titular único. Según lo dicho antes, el sistema fue automáticamente a retirarme el dinero de mi cuenta única sin preguntar nada más, pues por defecto ya “entendió” que debía ser aquella.

Conclusiones

Primero los pros: rapidez y efectividad, sin necesidad de recordar ningún PIN. El responsable de CaixaBank que habló conmigo me dijo que tenían estudiado que la operativa con identificación biométrica del rostro permitía a los clientes ahorrar unos determinados segundos en sacar dinero de un cajero. Pese a no calcularlo exactamente en mi caso, la sensación que tuve fue la de que, efectivamente, el proceso se hace más rápidamente.

En los contras sólo puedo citar el miedo natural aunque no fundamentado en ninguna amenaza concreta (y precisamente por ello, incluso peor) de que mis datos biométricos puedan ser sustraídos y acabar siendo utilizados en mi contra de alguna forma.

Al fin y al cabo, circulan por las redes informáticas y se encuentran en un ordenador conectado y, como decía uno de mis profesores en la carrera de informática, el único ordenador realmente seguro es aquel que está apagado, desconectado y encerrado en un búnker del que se ha tirado la llave.

Le doy un aprobado al sistema por lo que respecta a su lado práctico, sobretodo cuando CaixaBank consiga eliminar la prueba de vida (algo de lo que ahora hablaré), pero prefiero no puntuar sobre el tema seguridad, ya que aquí cada uno tiene su opinión, y que la entidad me garantice su seguridad no garantiza esta ya de por sí. Mayores gigantes han caído.

Planes de futuro

Como ya he dejado a entrever, estos pasan por eliminar la prueba de vida, mediante la sustitución de la cámara 2D de los cajeros por una cámara que sea capaz de leer nuestro rostro en 3D, es decir, teniendo en cuenta la profundidad.

Es una tecnología que ya disponen algunos smartphones flagship, que normalmente utilizan emisores de infrarrojos, y que debería hacer más seguro el sistema además de evitarnos tener que estar moviendo la cabeza ante la cámara.

La expansión a más oficinas y cajeros es también otra meta, aunque en CaixaBank van paso a paso, y fuera de la primera oleada antes comentada a finalizar a principios de 2020, no me han sabido decir nada más, de la misma forma que tampoco me han indicado si en un futuro próximo este sistema se encontrará disponible en cajeros de exterior, pese a que por los motivos de seguridad antes comentados, esto parece poco probable, por lo menos a corto plazo.

CaixaBankreconocimiento facial