Suficiente para acongojarse

Para que se nos pongan los congojos de corbata es. El que PROMUSICAE se declare abiertamente en contra del canon podría parecer a simple vista una buena noticia, pero no nos engañemos, es simplemente que no están de acuerdo con la parte del pastel que les corresponde.

En una distendida reunión, chistes incluidos, la asociación de productoras de música se mostró esperanzada, a pesar de la disminución de ventas, y su presidente, Antonio Guisasola (revelador apellido), se alistó sin tapujos en las filas anticanon y lo tachó de medida obsoleta.

Basta leer la «letra pequeña» para entender que es lo que sucede. PROMUSICAE no obtiene beneficios más que de originales, y nos referimos a versión original de una canción o melodía. Las versiones que se hagan de ese original no pagan nada a las productoras, sin embargo si lo hacen a la SGAE. Hemos dado con el quid de la cuestión. Es una batalla entre vampiros.Visto así ya le vemos lógica a tan sorprendente postura. Normal que ellos apuesten por sistemas de protección que limiten, o incluso impidan, el numero de copias que se pueden hacer de un determinado soporte, lo que, seamos mal pensados, si lo unimos a una deficiente calidad de materiales, nos llevaría a que nuestra música, comprada a precio obra de arte de lujo (aunque sea de Bisbal), cada día sonará peor y terminaremos teniendo que comprar el mismo articulo un par de veces por año. Pero perdón, no hace falta ser tan mal pensado, seguro que ya se están planteando limitar, lo mismo que el numero de copias, el numero permitido de reproducciones.

Y mientras, claro, seguiremos pagando a la SGAE, pero eso ya no será culpa de ellos, ellos ya tendrán sus ingresos por vendernos artículos perecederos o limitados, además de, por supuestísimo, su parte en las descargas legales, en las que pagaremos por descargar, más canon por hacerlo por ADSL, más canon por guardarla en nuestro disco duro, más canon por quemarla en nuestra grabadora, más canon por el CD o DVD al que lo pasamos… y todo para terminar en la cárcel porque claro, hemos pagado para escucharlo nosotros, pero si se nos va la mano con el volumen y la escucha el vecino estamos difundiendo ilegalmente una obra.

¿Demasiado mal pensados? Veremos.

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