Bruselas se ensaña con la CMT en las carnes de Telefónica

Han sido 151.8 millones de euros
los impuestos,
como sanción por entorpecer la competencia, a Telefónica
por parte de la Comisión Europea. La mayor multa de la
historia tras la que se le impuso a Microsoft.

Como todo esto se sabia de antemano,
todos tenían su papel aprendido, y han actuado bastante
convincentemente. Telefónica ha puesto el grito en el
cielo y ha expresado «su firme intención de solicitar la
total anulación de la inexplicable decisión de
la Comisión Europea con respecto al procedimiento
iniciado, a petición de una empresa controlada por el Estado
francés
, contra Telefónica de España
por un supuesto abuso de posición dominante en el mercado
español de acceso de banda ancha a Internet«.

En cuanto a la CMT, sigue
mostrándose indignada y reiterando
su frustración por no ser ella la multada y poder, así,
montar la pataleta del siglo. Viéndolo venir, la Comisaria
Europea de Competencia, Neelie Kroes ha intentado convencer al
personal que esta sanción es contra Telefónica
exclusivamente, y que esto no menoscaba en absoluto la
autoridad de la CMT española, ni es una acción
encaminada, de rebote, a desprestigiarla, cosa que, por otra parte,
opinamos que hace ella sola muy bien. Ni Dios se lo ha creído,
y menos cuando la Comisión Europea asegura que es
perfectamente consciente de que Telefónica
aplicaba los precios fijados por la CMT, no los establecía
ella.

No obstante, Neelie considera
que Telefónica debería haber tenido compasión
de sus competidores y «de motu propio«, por amor al arte,
debiera haber bajado los precios para que unos cuantos
milloncejos no fueran a parar a sus arcas, sino a la de sus rivales,
a pesar de que, según la regulación española,
no tenia obligación de hacerlo. Esta falta de sensibilidad, de
compañerismo y generosidad, entre 2001 y 2006,
fecha en que la CMT revisó los precios mayoristas, es
la que ahora se castiga con 151.8 millones.

Ni que decir tiene que la CMT
sostiene que su regulación, en esos cinco años, fue la
correcta, y ha llegado hasta a declarar que duda que la
Comisión Europea tenga potestad alguna para
poder sancionar en este caso concreto, y que ese argumento, entre
otros muchos, será el que esgrimirán en el Tribunal
de Luxemburgo
, si es que alguien les quiere oír, que lo
tienen difícil ante la estrategia
de Bruselas, consistente en que el único implicado es
Telefónica y la CMT no puede declararse,
aunque quiera,
parte implicada.

Todo esto nos hace alucinar, en
tecnicolor y con sonido dolby surround. Por fin coincidimos en algo
con la CMT: ella debiera haber sido la expedientada. En
Telefónica no son las hermanitas de la caridad, y, si
se buscan, motivos de sobra se encontrarían para acusarla de
abuso de posición dominante e imponerle esta y cien mil multas
más, pero hacerlo ahora, así y con esos argumentos,
raya con lo surrealista.

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