Australia contaba ya con unas más que notables infraestructuras en banda ancha, pero el primero ministro Kevin Rudd ha conseguido, no sin dificultades, un convenio por el que dotar al país de un rápido acceso a Internet gracias a una red nacional que llega a los 100 Mbps.
El proyecto se conforma sobre un convenio que ha realizado el gobierno con una de las mayores empresas de la región, Telstra, y tendrá un coste aproximado de hasta 43.000 millones de dólares australianos (unos 40.000 millones de dólares americanos). Según este acuerdo, será la National Broadband Network Co. (NBN), de propiedad pública, la que extenderá la nueva red a cambio de ganar acceso a la anterior infraestructura de Telstra, que si bien se trata de una empresa privada, está fuertemente regulada, lo cual es foco de importantes conflictos.
El ambicioso plan gubernamental plantea ofrecer
altas velocidades a un 90% de los hogares australianos. Sin embargo, aún
está pendiente que lo aprueben los accionistas de Telstra y pase el
corte del órgano regulador de competencia de Australia. El presidente ya
ha afirmado que el plan servirá para dotar al país de un servicio de
acceso a Internet “más rápido, más barato y más eficiente.”