ONO se persona como parte perjudicada en las presuntas estafas de su subcontrata

La cosa empezó en octubre del año pasado, cuando más de 350 usuarios, repartidos por 29 provincias españolas, comenzaron a recibir facturas de ONO sin que ellos hubiesen cambiado de compañía telefónica voluntariamente. Al poco fue presentada una denuncia contra ONO por exigir el pago de facturas correspondientes a cambios de operador no solicitados.

El asunto era grave, la imagen de la compañía estaba en entredicho y la única solución estaba clara. ONO denunció, a su vez, a la empresa subcontratada por ellos mismos para comercializar sus productos, y puso toda la documentación y contratos sospechosos a disposición del juez, que no tardó en localizar 116 contratos con la firma falsificada y otros 186 tramitados por medio de engaños.Ahora se inicia el juicio contra 115 empleados de la empresa subcontratada, que se enfrentan a las actuaciones, en su contra, de la Fiscalia, de los particulares afectados y de ONO, que se persona en el juicio como parte perjudicada. Esta causa se esta viendo en Barcelona y se juzgan irregularidades cometidas en una empresa de servicios española. ¿Se podría garantizar, tan eficazmente como en este caso, los derechos de los usuarios si la empresa que actúe irregularmente estuviese ubicada fuera de nuestras fronteras, no solo nacionales, sino también europeas?

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