Así es LiFi, la tecnología que te lleva Internet a través de la luz
Conectarse a Internet a través de la luz ¿es posible? Pues si, la tecnología existe y se llama LiFi.
El LiFi utiliza la luz blanca (la que emana de cualquier bombilla y que, por lo tanto, todos vemos) para el canal de bajada (download), es decir, para la información que nos viene desde Internet, mientras que del de subida (upload) se encargan un emisor y receptor de luz ultrarroja.
Ha sido concebido como una forma fácil de cubrir grandes espacios en, por ejemplo, centros de convenciones y feriales, o pabellones deportivos, aunque también podría servir en el ámbito doméstico, aunque en este caso hay que tener en cuenta que sería preciso instalar un dispositivo en cada habitación, aparejado a la luz, mientras que el Wi-Fi cubre, con un solo router o punto de acceso, varias estancias.
Si esta tecnología llega a comercializarse a gran escala en un futuro próximo (ya se encuentra en funcionamiento en algunas infraestructuras, en fase de pruebas), lo más probable es que conviva con el Wi-Fi, como complemento a este último.
Ya que los dispositivos (ordenadores, smartphones, tablets) que deben conectarse a la red a través de LiFi todavía no incluyen el hardware adecuado, pureLiFi dispone de unos adaptadores que, sinceramente, hoy por hoy no son nada prácticos, aunque la empresa espera que en un futuro próximo los fabricantes empiecen a incluir de fábrica la compatibilidad con LiFi en sus dispositivos.

La seguridad que ofrece esta tecnología respecto al Wi-Fi es superior, por lo menos, en un aspecto: no resulta trivial montar un rogue AP, un punto de acceso falso, para capturar los datos de internautas confiados (y desprevenidos).
Con la conectividad Wi-Fi es tan fácil que puede hacerse desde un sencillo smartphone. Por ejemplo, si estamos en un aeropuerto, pongamos el de Madrid, podremos crear una red que se llame AeropuertoMadridGratis, y sentarnos a ver que pasa. Seguramente, nos sorprenderá la cantidad de gente que “pica” y se conecta.
A esto solo hay que añadirle un software que puede correr en el mismo móvil, y cuya misión es la de capturar los datos que el internauta envía a Internet y decodificarlos, con lo que podríamos sacar desde contraseñas de cuentas de correo o servicios de almacenamiento en la nube hasta los datos de las tarjetas de crédito.
Espeluznante ¿verdad?
Pero, con el LiFi, necesitamos montar infraestructura física. Por lo menos, un foco y un emisor/receptor de infrarrojos. Y, sinceramente, si una persona manipulando su móvil en el aeropuerto puede pasar fácilmente desapercibida, otra con una escalera encaramándose al techo para instalar un foco, digamos que “canta” un poco…
Pese a que seguramente con el tiempo se le conocerán vulnerabilidades al LiFi, por el momento este aspecto (que es el más fácil y productivo para los cibercriminales) se encuentra cubierto.